Marrakech es una de esas ciudades del mundo que sorprende e impacta al viajero que la visita. Parece mentira que un lugar tan exótico y una cultura tan diferente esté a la misma distancia en avión que Londres. Un viaje que no deja indiferente a nadie y que actúa como una lobotomización de la rutina al entrar en un mundo nuevo y aunque se trate de un viaje de tres días, parezca que te has ido muy muy lejos.
El pasado puente de octubre cuatro días a conocer a fondo Marrakech, era mi primera vez en Marruecos y sólo estoy deseando volver para conocer todas sus regiones: el desierto del Sahara, la costa, sus pueblos como Essaouira, Fez, Tunez o Chezchaouen. Aproveché este viaje para recorrer la ciudad a fondo y estas fueron mis impresiones, mis direcciones y mis consejos favoritos de la ciudad ocre.
Este verano estuve 10 días recorriendo Costa Rica con tres amigas y fue un viaje increíble. Lo que más me impresionó del país es la inmensidad de la naturaleza y el estado salvaje de las cosas. Es de los pocos países que he visitado que aún no están masificados y que tiene zonas bien preservadas en las que no se ve ningún resort, casi ninguna atracción para turistas… Sólo selva y verde hasta donde te alcanza la vista. La otra cosa que más me emocionó del país es la cantidad de vida que tiene. Gracias a que el gobierno, de forma bastante moderna para la época, optó hace varias décadas por el turismo sostenible y la preservación de su biodiversidad, puedes ver animales en todas partes. Mires donde mires hay vida en estado puro: mariposas, cangrejos de arena, colibríes que se entretienen con las plantas mientras te tomas un café en el desayuno… Pura Vida, como dicen ellos.
Esta Semana Santa me escapé un fin de semana con mi novio a la Costa Brava. Fue un viaje sorpresa que me preparó para hacer la ruta Dalí, que pasa por los tres lugares más importantes de la vida del artista en la región y por el camino, comimos, disfrutamos de un tiempazo, nos reímos y vimos algunos de los pueblos más bonitos de España…
Este verano estuve durante cuatro días recorriendo la costa del Alentejo en Portugal para llegar a Comporta, un pueblecito en mitad de la nada en el que inexplicablemente abunda la gente guapa, las tiendas de decoración y mobiliario y las playas infinitas poco masificadas de las que ya no se encuentran en ninguna costa de España. Aunque ahora mismo está lloviendo fuera y volvemos a llevar calcetines, tenía pendiente contar mi particular ruta por la zona con mis playas favoritas, el mejor arroz negro y lo que más me gustó de esa zona aún relativamente desconocida…
Para combatir la dureza del trabajo en agosto, este verano decidí escaparme unos días a Ginebra. Jamás me imaginé que se trataría de una ciudad con tantos planes y tantas cosas que hacer sin pasar calor y sin encontrar los diez mil turistas que aplastan los adoquines de cualquier lugar del Mediterráneo. Ginebra es un destino secreto, con el glamour inusitado del que no sigue modas pero sabe divertirse, el que escapa de lo típico y quiere disfrutar de la ciudad, la naturaleza y ve con la mente abierta un concepto más extenso y diferente del clásico “verano”.
Aquí va mi particular guía secreta de Ginebra, con uno de los amaneceres más bonitos que he visto en mi vida, un picnic en las montañas a lo Sonrisas y Lágrimas y unas callecitas con casas de colores y tranvías que parecen sacadas de Pinterest…
Las vacaciones se acercan peligrosamente y yo ya sólo puedo pensar en arena, playa, los paseos, la familia, los helados y los libros que me voy a leer para recargar las pilas antes de volver al ruedo…
Un libro: me llevo de vacaciones Open, la biografía del tenista André Agassi escrita por un premio Pulitzer. Todo el mundo dice que es buenísimo, lo dice Cris, que tan acertadamente recomienda siempre. Me llevo también 84 Charing Cross, recomendado por vosotros aquí, al aclamado Stefan Zweig con Momentos Estelares de la Humanidad y continúo con Un mal nombre que es mezquino y turbio e imposible de dejar. Con mi ebook hasta el fin del mundo, of course.
Traje de Baño de Saint Patton, foto de Pilar Hormaechea
Un objeto: los trajes de baño para chicos de Saint Patton, hechos 100% en España con una poliamida de secado extra rápido y ligero, el mismo material con el que se hacen las velas de barco y con unos estampados divertidos sin ser cantosos. Un traje de baño que durará años y que además es muy cercano a mi simpatía porque conozco personalmente el cariño, la dedicación y el esmero de quien los realiza.
Hotel Cabanas no Rio en Comporta
Un lugar: Comporta, unas playas kilométricas cercanas a Lisboa donde perderme durante unos días en la naturaleza sin mucho que hacer. Tengo necesidad de vacaciones y de reconexión, sin prisa. Eso sí, antes pasaré por Lisboa dos días y estoy abierta a todo tipo de recomendaciones de restaurantes, locales de lado y cosas que no me deba perder, siempre me sorprendéis.
Foto de Fashion Me Now
Una canción: vais a flipar, pero me ha dado por Chavela Vargas, las rancheras y los discos de Julio Iglesias en italiano y francés. En la boda que tuve en Sicilia sonaron tres canciones suyas y en el Líbano, el año pasado, lo escuchaba en la radio. Es atemporal, es divertido y es un clasicazo inmejorable para las siestas con brisa de verano, que baje dios y lo vea.
Un propósito, porque agosto es mi nuevo enero: hacer balance de lo que ha pasado durante este año (si me dicen hace un año que ahora estaría donde estoy, no me lo creería y además pensaría que soy una suertuda, así que este año vamos bien). Pensaré donde me imagino en un año, qué cosas mejorar, qué lugares explorar, qué hobbies cultivar y procuraré entre todo esto, no pensar, que para eso estoy de vacaciones.
¿Qué te llevarías tú a una isla desierta? ¿A qué isla te irías?